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Jóvenes en Ecuador: Acceso a Educación Superior y Mercado Laboral

Por Gabriel Andrés Ilvay*

*Miembro de Fundación Esquel

Los datos abiertos son una herramienta fundamental para la sociedad civil en su esfuerzo de contribuir al desarrollo económico y social de una población. El acceso libre a información oficial permite caracterizar y comprender diversas problemáticas desde una visión cuantitativa y con una amplitud numéricamente mayor. 

Los jóvenes, un grupo clave en el desarrollo en América Latina, tiene un rol importante socialmente pero que, desde una lectura investigativa, se los puede notar relegados. Este artículo propone analizar los retos que enfrentan los jóvenes en cuanto a empleo y educación, utilizando la Encuesta ENEMDU anual de 2009 a 2019. La propuesta de analizar a través de estadística descriptiva puede proporcionar una base sólida para el desarrollo de políticas públicas, siendo estos una parte importante, pero no exclusiva, para la comprensión de un problema social.

Discursivamente la juventud está presente en la cotidianidad, en medios de comunicación, campañas políticas o redes sociales…pero la realidad que viven los jóvenes al tratarse de educación y empleo genera que se ponga en tela de duda la relevancia que tienen frente a la preocupación del Estado. Los jóvenes en el país representan estadísticamente el 20% de la población total. Demográficamente, la población del Ecuador desde 2009 hasta 2019 ha crecido en un 15%, pasando de tener alrededor de 14 millones de habitantes a proyectar en 2019 alrededor de 17,2 millones. Bajo estas proyecciones, los jóvenes han pasado de ser 2,7 millones en 2009 a 3,5 millones en 2019.

En Ecuador, con la Constitución de 2008, los jóvenes son abordados como actores relevantes dentro del desarrollo del país, lo que implica que son una prioridad. Asimismo, se cuenta con una Ley Orgánica de las Juventudes (2022), que define a la población joven como aquella que está compuesta por personas que se encuentran entre los 18 y 29 años. La ley destaca dos derechos clave: el de educación y el del empleo digno. En el artículo 9, se menciona que se garantizará el empleo digno para los jóvenes, enfatizando la responsabilidad del Estado en facilitar el acceso. Así mismo, el artículo 10 menciona el derecho a una educación de calidad, comprometiendo al Estado a la formulación de políticas públicas que aseguren su cumplimiento.

Sin embargo, a pesar de lo discursivo y de las disposiciones legales, los jóvenes en Ecuador enfrentan desafíos significativos. En el país, como menciona la OIT (Cetrángolo, 2020), la transición de un proceso de educación formal a la obtención de un empleo constituye una etapa relevante en la vida profesional de un joven. Esta etapa depende de un conjunto de factores como el grado de escolarización y su nivel socioeconómico. La transición de estas dos etapas no es un proceso lineal, ya que la heterogeneidad de la población juvenil en relación con sus realidades y contextos socioeconómicos generan que algunos consigan empleo durante su proceso estudiantil, otros se vean en la obligación de postergar sus estudios, otros se quedan por mucho tiempo en el desempleo, y unos pocos logran el efectivo ingreso al mundo laboral bajo un empleo formal (CEPAL/OIT, 2017). 

Ante este panorama, para abordar los desafíos y necesidades de una población específica, las políticas públicas son fundamentales para dar cumplimiento a los compromisos estatales. Dentro de este marco, la manera en que se aborda un problema específico se origina desde su misma construcción. La complejidad asignada a una problemática depende de cómo se percibe y comprende, lo cual está intrínsecamente relacionado con las soluciones potenciales que pueden surgir desde los diferentes actores (Fischer, 2007). El objetivo de este artículo es emplear datos abiertos para sugerir cuáles son los retos principales en los ámbitos de la educación y el empleo. 

Se propone un análisis de datos extraídos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (ENEMDU) del INEC, específicamente de los resultados de diciembre de cada año, desde 2009 hasta 2019. El rango de años (una década) se seleccionó para proporcionar un panorama más amplio que permita generar conclusiones a través de estadística descriptiva, teniendo en cuenta que durante esos años los resultados de la encuesta son comparables.

Las bases de datos fueron obtenidas de la página web del INEC. Para los cálculos y el análisis, se utilizaron factores de expansión, lo que permitió ajustar los resultados de la encuesta para que reflejaran de manera representativa la situación a nivel nacional. Se rescataron los datos para aquellas personas que cumplían con ser jóvenes (18-29 años). Los cálculos fueron realizados en STATA 17 y los gráficos generados con la plataforma de datawrapper.

Para este artículo se propone el análisis de cuatro gráficos que permiten considerar la situación de los jóvenes entre 2009 y 2019. En el primer gráfico, es relevante observar la condición de actividad de jóvenes, donde se destacan el empleo adecuado, subempleo y desempleo. Durante la década de estudio, la inclusión laboral de los jóvenes enfrentó posibles desafíos como barreras de ingreso, condiciones materiales, experiencia y edad. El empleo adecuado en jóvenes es un problema relevante: inició con un 35.8% en 2009, alcanzó un pico del 48.3% en 2014, pero descendió al 34.2% en 2019. Asimismo, el subempleo disminuyó en los primeros años de la década, pero aumentó significativamente desde 2015, llegando al 22.2% en 2019. En cuanto al desempleo, tras una disminución de 12.6% a 7.9% en 2014, subió al 9.3% en 2019, reflejando fluctuaciones en la capacidad del mercado laboral para absorber trabajadores jóvenes, demostrando la vulnerabilidad de este grupo social frente a shocks o crisis. Estas cifras responden a los diversos ciclos económicos que ha atravesado el país, lo que crea la necesidad imperante de políticas laborales que se ajusten a las realidades cambiantes del mercado de trabajo juvenil. Los jóvenes se encuentran frente a un escenario laboral cada vez más incierto y competitivo.

Así mismo, es relevante analizar cuál es el porcentaje de jóvenes que logra acceder a educación tecnológica y superior. En promedio, menos del 30% de los jóvenes en el país están matriculados en instituciones de educación superior y tecnológicas. La tendencia temporal muestra fluctuaciones significativas: un aumento del 27,5% en 2009 al 30,4% en 2012, seguido de una disminución hasta el 23,6% en 2014. Si bien hubo una recuperación porcentual en 2016 y 2017, en 2019, la matriculación alcanzó el 26,1%. Las fluctuaciones en los porcentajes que existieron durante la década de estudio muestran que el problema del acceso a educación superior sigue siendo un asunto sin mejora aparente. A partir de estos datos, se pueden indicar varios factores subyacentes que afectan la decisión educativa de los jóvenes que merecen estudio. Los ciclos económicos que afectan las dinámicas de subsistencia familiar, así como el desafío para acceder a educación superior, pueden ser factores que alimenten esta cifra. Es importante destacar que, las más grandes universidades y de mayor prestigio se encuentran en las principales ciudades del Ecuador, lo cual es un limitante para aquellos jóvenes de otras zonas del país.

A partir de las cifras relacionadas a la condición de actividad de los jóvenes y las de aquellos que estudian en IES, se muestra relevante analizar la Tasa Bruta de Participación (TBP). Esta tasa refleja a aquella población que participan en la fuerza laboral, lo que incluye tanto a los jóvenes empleados como a los que buscan activamente empleo. En la década estudiada, la TBP juvenil en Quito fue del 60.1% (prom.), dato menor que el promedio nacional del 64.5%. Esta cifra sugiere una inserción laboral más temprana de los jóvenes fuera de Quito, lo que se puede atribuir a la necesidad de generar ingresos a más temprana edad o la falta de acceso a estudios.

Aquellos jóvenes que no se encuentran en la Tasa Bruta de Participación son aquellos jóvenes que están dedicados a estudiar a tiempo completo gracias al apoyo material y social que reciben o, por otro lado, son jóvenes que ni estudian ni trabajan (categorizados comúnmente como NINIS). Según los datos compartidos en el gráfico siguiente, en promedio, el 17% de los jóvenes ecuatorianos caen en la categoría de NINIS, con algunas variaciones significativas a lo largo del tiempo. Esta situación refleja una realidad compleja, que evidencia que la ausencia de jóvenes en el ámbito laboral o educativo no siempre es una elección voluntaria. En Ecuador, diversos factores estructurales, como la escasez de oportunidades de empleo, obstáculos en el acceso a la educación y desafíos económicos familiares, influyen en la participación de los jóvenes en el trabajo y en la educación. Buitrón, Jami, y Méndez (2018) señalan que los jóvenes entre 20 y 24 años son los más susceptibles de convertirse en NINIS, especialmente aquellos residentes en áreas urbanas del país.

En relación con el TBP, al Ecuador se le considera que posee una ventana de oportunidad demográfica, ya que la población en edad de trabajar supera a la población inactiva o dependiente, lo que es para el país un escenario propicio para crecer económicamente y generar bienestar en su población (OCDE/CEPAL/CAF, 2016). Sin embargo, el aprovechamiento efectivo de esta ventana de oportunidad requiere políticas que garanticen la calidad de empleo y el acceso equitativo a la educación en los jóvenes, asegurando así que todos estén en un pleno ejercicio de derechos, independientemente de su ubicación geográfica y condición social.

A manera de conclusión, en lo referente al empleo, los jóvenes ecuatorianos enfrentan un mercado laboral incierto y volátil. A pesar de ser un grupo demográficamente significativo, con un 20% de la población total, la falta de empleo adecuado, el aumento del subempleo y desempleo muestran una dificultad en el ingreso al mundo laboral. Estos desafíos, acrecentados por ciclos económicos complicados para el Ecuador, subrayan la urgencia de políticas laborales que se ajusten a las realidades cambiantes del mercado y que atiendan específicamente a las necesidades de los jóvenes.

En segundo lugar, el acceso a la educación superior sigue siendo un derecho por efectivizar. A pesar de la importancia de la educación como un medio para mejorar las oportunidades laborales y de desarrollo personal (Sen, 2000), menos del 30% de los jóvenes están matriculados en IES. Las barreras para ingresar a las instituciones, agravadas por la centralización de estas en las grandes ciudades, reflejan desigualdades significativas y ponen de manifiesto la necesidad de estrategias estatales educativas más inclusivas y accesibles.

Finalmente, es fundamental considerar la heterogeneidad de las juventudes en el Ecuador, las políticas públicas enfocadas en esta población han tendido a beneficiar principalmente a aquellos jóvenes con acceso a recursos y oportunidades educativas más amplias, ya que programas estatales de inserción laboral se han enfocado en aquellos que están estudiando en una IES, que estadísticamente como se observó, son apenas 3 de cada 10 jóvenes. Esta focalización de las políticas puede profundizar las diferencias existentes, dejando en desventaja a muchos jóvenes que enfrentan obstáculos estructurales significativos social y económicamente. Reconocer la diversidad y heterogeneidad de los jóvenes a través de una construcción sociológica del este grupo social en Ecuador es fundamental, y se debe prestar especial atención a las diferentes realidades y necesidades que enfrentan.

Nota de descargo

La realización de este artículo fue posible gracias al apoyo de Fundación Datalat con el respaldo de la National Endowment for Democracy (NED) en el marco del proyecto +Datos +Transparencia. El contenido es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente la opinión de Fundación Datalat, NED o el Observatorio de datos abiertos “Al dato”.

Referencias bibliográficas

Buitrón, K., Jami, V., & Méndez, Y. S. (2018). Los jóvenes ninis en el Ecuador. Revista de Economía del Rosario, 21, 39–80. Recuperado de https://bit.ly/45IkgMj

Cetrángolo, O. (2020). ECUADOR. Jóvenes, empleo y protección social. Lima. Recuperado de https://bit.ly/48DTkPa

CEPAL/OIT (2017). La transición de los jóvenes de la escuela al mercado laboral. Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe, Nº 17. Santiago de Chile: Naciones Unidas.

CIDJ. (2005). Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes. https://bit.ly/2rtLcOb

CNII. (2018). Agenda Nacional para la Igualdad Intergeneracional. https://bit.ly/3P39K9g

Fischer, F. (2007). Deliberative Policy Analysis as Practical Reason: Integrating Empirical and Normative Arguments. En F. Fischer, G. Miller, & M. Sidney (Eds.), Handbook of public policy analisis. Theory, Politics and Methods (digital, pp. 223–236). New York: CRC Press.

INEC. (2010). Proyecciones poblacionales. Instituto Nacional de Estadística y Censos. https://bit.ly/2XNgZr6

INEC (2009-2019). Base de datos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y. Subempleo (ENEMDU). Instituto Nacional de Estadística y Censos, Quito-Ecuador.

OCDE/CEPAL/CAF. (2016). Perspectivas económicas de América Latina 2017: Juventud, competencias y emprendimiento. https://bit.ly/3EB0A0Z

Sen, A. (2000). Desarrollo y libertad (1era ed.). Barcelona: Planeta.

Autor: Fundación Datalat

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